La final de Zico ante el Liverpool

La final de Zico ante el Liverpool

diciembre 20, 2019 0 Por Esto es Anfield

Una final con muchas cosas en contra.

El “Mengao” pasó por encima de los de Paisley.

Ahora el Mundialito se juega en Oriente medio y con una serie de partidos que parecen más sacados de un torneo de verano que de lo que era este prestigioso torneo. Pero hace años ya cambio la manera de jugar estos encuentros que eran a doble partido entre el campeón de Europa y el campeón de la Libertadores. Y es que nuestros reds se encontraron en 1981 con que aquel partido que les tocó jugar se iría al lejano oriente, pese a lo maravilloso que hubiera estado ver a los brasileños en Anfield, pero no fue así.

 

Se eligió Tokio como sede del mismo. Japón tenía sus atractivos, especialmente en lo que respecta a los patrocinadores, que estaban dispuestos a aportar el dinero. Aunque eso significaba que los seguidores de ambos clubes se veían obligados a ver el encuentro por televisión.

 

El partido sería visto por una audiencia televisiva mundial de más de mil millones de personas. Retransmitido a más de 40 países y nueve de ellos, entre ellos Brasil, lo darían en directo. Los espectadores de dos países europeos, Italia y Holanda, también lo verían en directo y es que el partido en Inglaterra se daba a las 3 de la madrugada (12 del mediodía en Tokio).  Pero en Inglaterra se vería por la tarde y sólo los programas más destacados de ITV.

 

Los Reds nunca antes se habían enfrentado a un equipo brasileño y el Flamengo no sólo era el campeón sudamericano por excelencia, sino también uno de los mejores equipos brasileños de la historia. Era una rueda de reconocimiento para hacerte babear. En el ataque estaban el gran Zico y los igualmente talentosos Nunes, mientras que Junior y Marinho patrullaban el mediocampo y la defensa con un estilo que casi huele a arrogancia.

 

Bob Paisley confirmó que Craig Johnston, cuyas únicas apariciones desde su traspaso el pasado mes de abril habían sido como suplente, comenzaría al lado de Kenny Dalglish en ataque. El capitán Phil Thompson se recuperaría y podría comandar a los reds y volvería a la defensa con Mark Lawrenson moviéndose a la izquierda para reemplazar a Alan Kennedy.

 

Bob Paisley preparó a su equipo para cualquier eventualidad y les ordenó evitar problemas a toda costa. «A nuestros jugadores se les ha dicho que no se involucren y no es frecuente que se pueda pedir a los jugadores británicos que lo hagan. Nuestro orgullo y el de nuestro país están en juego. Esperamos poder emocionar al público japonés y ayudar a que el partido sea un buen anuncio para el fútbol».

 

 

El juego duro de los equipos sudamericanos les hacía tener respeto y miedo a jugadores lesionados por las últimas ‘batallas’ entre europeos y equipos del hemisferio sur. La estrella del equipo brasileño, Zico, comentó tal circunstancia antes del encuentro: «Este miedo ha crecido en los ingleses debido a los partidos en el pasado en los que participaron equipos uruguayos y argentinos, pero eso no sucede con los equipos brasileños. También sabemos que no debemos esperar violencia de un equipo inglés. Puedo decirles que no tendrán nada de eso de nosotros”.

 

Se daría también una circunstancia curiosa, el Liverpool, que estaba patrocinado por Hitachi, compañía japonesa de electrónica, no pudo llevar la publicidad allí. Las reglas de la UEFA y de la televisión prohibían anuncios en las camisetas en esos años.

 

Muy pocos seguidores del Liverpool viajaron a Japón por las circunstancias de una ciudad que Margaret Thatcher destrozó laboralmente y esto hizo también que no sólo esta final se viera trastocada, se decía que la afluencia a Anfield estaba siendo de no más de 31.000 aficionados. Lo caras que eran las entradas en este caso y el viaje, hicieron a los aficionados Reds dar un paso atrás.

 

Y el equipo tampoco llegó muy bien, ya que tan sólo habían ganado tres de sus ocho partidos antes de dicho encuentro y algo que preocupaba a Paisley era que habían encajado 16 goles en los 16 partido de liga que se llevaban disputados. Y, lo más procupante, ocupaba en ese momento la posición 10ª del campeonato.

 

 

El partido

 

Un campo nefasto hizo que las cosas no fueran como debían ser. Un punto más en contra. Eso se sumó a la caraja de los reds en la primera parte (en 30 minutos los brasileños limpiaron a los reds). Tanto Phil Thompson como Bob Paisley criticaron el terreno de juego por estar duro y lleno de baches, lo que sin duda fue así, pero este factor no hizo más que acentuar la técnica superior de los jugadores del Flamengo. Thompson dijo que los brasileños habían tenido una ventaja porque estaban acostumbrados a esas condiciones. La habilidad y el ingenio de Zico y la precisión de los disparos de Nunes tuvieron más que ver con la victoria del Flamengo que con el terreno de juego.

 

En el minuto 13, el pase de Zico cayó por encima de la cabeza del desafortunado Thompson y Nunes se apresuró a pasar el balón por encima del Grobbelaar. Poco después de la media hora, el Flamengo recibió un lanzamiento de falta cerca del borde del área del Liverpool y realizó una jugada familiar brasileña. Zico demostró su pericia. Después de que un frustrado McDermott derribara a Tita a unos 10 metros fuera del área, Zico lanzó un potente tiro libre que rebotó torpemente antes de rebotar en el pecho de Grobbelaar y permitir que Adilo marcara (como dato curioso Bruce no llevaba guantes puestos, atajaba a mano limpia).

El tercer tanto llegó cuatro minutos antes del descanso, cuando Zico puso a Nunes en una posición de ventaja. Nunes marcó con un disparo preciso desde un ángulo ajustado y el resto fue una formalidad aunque Grobbelaar hizo varias paradas en la segunda parte. Craig Johnston fue el atacante más eficaz del Liverpool, pero esto fue un pequeño consuelo para su decepcionante actuación en general.

 

 

Los reds y un genio como Dalglish no olían el balón, no encontraron nunca su fútbol, el campo y la mejor forma física de los brasileños fue una losa que los de Paisley no podrían salvar. El entrenador dijo tras el encuentro: «Nunca he visto a nuestro equipo tan apagado, tan falto de ideas y de agresividad. Simplemente no puedo entenderlo».

 

Phil Thompson, el capitán, dijo que lamentaba que no hicieran justicia al fútbol inglés ese día. «Dejamos que ellos dictaran el ritmo del juego. Deberíamos haber intentado acelerarlo en lugar de intentar igualarlo a su ritmo más lento. Nunca jugamos como sabíamos y todo el mundo sabe que podemos hacerlo».

Bob Paisley: “Nunca nos he visto tan apagados física y mentalmente como en la primera mitad. No tengo explicación para ello. Nos faltaron ideas y agresividad. Hemos regalado dos goles estúpidos y el tercero fue obviamente fuera de juego. Posiblemente la agresividad de los partidos anteriores entre otros clubes del mundo no nos hizo ningún favor porque estábamos decididos a no involucrarnos. Estábamos tan muertos…».

 

Ray Kennedy que jugaría su ultimo partido con el Liverpool, opinó que el Liverpool no dio la talla “Fue vergonzoso ser jugador del Liverpool en la primera mitad, debido a nuestra actitud. Estuvimos bien en la segunda parte, pero ya era demasiado tarde».

 

No fue para nada un día de recordar para Bruce Grobbelaar que sufrió un golpe terrible cuando se le informó después del partido que su padre había fallecido en Sudáfrica 24 horas antes. Los familiares explicaron a los dirigentes del Liverpool la trágica noticia antes del partido, pero pidieron especialmente que Grobbelaar no fuera informado hasta que terminara. Por la noche estaba volando de vuelta a Londres con el equipo, pero esperaba tomar otro vuelo a Sudáfrica para asistir al funeral de su padre. La noticia le afectó mucho, pero se recuperó a tiempo para responder a las preguntas sobre el partido una o dos horas más tarde: «Es un gran país y me encantaría volver, pero ahora mismo no me siento muy feliz».

 

Era la primera Intercontinental que un equipo brasileño ganaba desde el Santos de Pelé. Y fue el partido que consagró a Zico ante los ojos del mundo entero. Como curiosidad Red, posiblemente fuera la primera vez que los jugadores del Liverpool llevarán sus nombres en el parte posterior de la camiseta.

 

Y los seguidores del Mengao ahora cantan una canción que lo recuerda: «En diciembre del 81 vencimos a los ingleses, 3 a 0 a Liverpool. Quedó marcado en la historia que en Río no hay otro igual. Soy de Flamengo y campeón mundial, ahora tu pueblo te pide que lo hagas de nuevo».

 

Los de Klopp tienen la misión de ‘vengar’ a aquellos chicos de Paisley y que está canción no siga sonando en las gradas de la hinchada del Flamengo.