Jamie Carragher: De ‘Bottle Boy’ a leyenda.

Jamie Carragher: De ‘Bottle Boy’ a leyenda.

mayo 18, 2013 9 Por De Castro

«Carragher, One Club Man»

Adjetivos para describir a un
jugador como Carragher no alcanzan. El hombre que pasó de Bootle Boy a ser una de las figuras más ilustres de Anfield. De esos pocos que quedan, los «one club man», que viven, sienten y
sufren la camiseta más que nadie. Tras más de 700 partidos con el liverbird en su pecho, su figura e influencia en el vestuario será irremplazable.
Se despide un grande, a lo grande. Demostrando un alto nivel con un liderazgo y
espíritu de lucha intacto, dejándonos a muchos deseando más, soñando con ese
equipo de Carraghers.


Por Jorge De Castro (@jorge_decastro)

James Lee Duncan “Jamie”
Carragher, nacido el 28 de febrero de 1978 en la localidad de Bootle, Liverpool.
Un hombre que nació para ser capitán, con ese instinto de garra y lucha que lo
ha caracterizado a lo largo de su carrera, y que ha sido su esencia desde su
nacimiento gracias a una decisión crucial de su madre; y es que Carra, desde
que se encontraba en el vientre materno, debió luchar ante la adversidad. A su
madre Paula, se le fue dada la opción de abortar al notificársele que Jamie
padecía de espina bífida, una enfermedad que afecta a la médula espinal.
Haciendo retrospectiva, Carra asegura que todo se resume a ese momento cuando
su madre, mirando al doctor a los ojos, le dijo que tendría a su bebé sin
importar ningún aviso médico. Esa decisión le enseñó a Carra una lección que
terminaría aplicando a lo largo de su carrera, y de su vida.
“Ese fue el día que ella (su madre Paula) demostró que no importa cuán
difíciles sean las circunstancias o que tan doloroso pueda ser el resultado, si
muestras el carácter adecuado y permaneces firme ante lo que crees que es
correcto, todo puede salir de la mejor manera.”
“Quizás para mí fue más fácil desarrollar un instinto de lucha más
temprano que la mayoría. Fue una necesidad. Tuve suerte de haber nacido. Todo
lo que le siguió a eso ha sido un bono”
Jamie Carragher inició sus
andaduras en el mundo del fútbol desde muy pequeño en su primer equipo, el
Merton Villa bajo la mirada de su padre, un evertonian de los más apasionados y
reconocidos, al punto de que el primer recuerdo que tiene de su padre es viendo
a éste celebrando una FA Cup sobre el césped de Wembley y besando a una leyenda
del Everton como lo es Graeme Sharp. La influencia blue de su padre se hizo
sentir desde muy temprano en la vida de Carra, cuando ya a los 7 años, era él
el que celebraba sobre el césped en la espalda de los jugadores blues; y 4 años
más tarde en el 89 cuando el Arsenal le robaba el título al Liverpool en el
último suspiro, era Carragher un chico que reía y disfrutaba al salir de pub en
Bootle frente a un grafiti que leía “GRACIAS ARSENAL”, ya que como él asegura,
ver perder a sus vecinos rojos en ese entonces lo era todo para “el blue más
grande en Bootle” como él se hacía llamar.

Sus primeros años, fue un aficionado toffee, como su padre.

Sus primeros pasos en un campo de
fútbol lo ubicaron como el mejor delantero de Marsh Lane, y es que el pequeño
Jamie, era el líder de goleo en sus ligas juveniles de manera aplastante,
actuaciones que lo llevaron a entrenar con sus, para ese entonces, odiados Reds
ante la falta de atención del Everton. Posteriormente, Jamie tendría la
oportunidad de finalmente de entrenar con los blues a pesar de que su padre, un
blue  de corazón, le dijera que cometía
un grave error, y es que el mismo Carra se dio cuenta de que las instituciones
eran muy distintas, el nivel que ofrecía el Liverpool bajo la tutoría de una
leyenda Red como lo es Steve Heighway, no tenía comparación; y afortunadamente
para Carragher, el mismo Heighway le daría una segunda oportunidad.

Kenny Dalglish era el entrenador
de los Reds cuando “Sharpy”, como denominaba Dalglish a un joven Carra que se
presentaba a los entrenamientos de los juveniles del Liverpool en uniforme de
la figura del Everton, Grame Sharp. Ante esto King Kenny cuenta:
“El hecho de que decaradamente se presentara vistiendo su uniforme del
Everton decía mucho del carácter del pequeño Carra. No mostraba inhibiciones
sin importar sus alrededores. Es un atributo positivo que tomó durante su
carrera. Bien sea estuviese jugando un 5 contra 5 a los 11 años, o destacándose
en San Siro o el Camp Nou en la Champions League, el nunca ha cambiado. Amo ver
el sentido de dedicación, profesionalismo y orgullo en la gente de Liverpool,
razón por la cual la ciudad se volvió mi hogar adoptivo cuando me mudé de Escocia.
Nadie epitomiza estas cualidades más que Carra.” 

Algo más que un entrenador para Carragher

Como dato anecdótico tenemos que
Carragher haría su debut internacional para la sub16 de Inglaterra jugando como
delantero en Italia, dejando a un Emile Heskey en el banco. Carra debutaría a
lo grande en una victoria 2-0 anotándole un gol a un Gianluigi Buffon que
también empezaba sus andansas internacionales.
La transición de Blue a Red fue
un proceso largo y difícil para un joven Carrragher, hasta el punto de recibir
abuso de aquellos con los que compartía en las gradas de Goodison desde niño.
“Originalmente solo quería jugar para el Everton, pero cuando dejé el
Liverpool cuando estaba en la escuela para hacerlo, sabía que había cometido un
error. Al principio aún me gustaba el Everton y quería que les fuese bien, pero
me fui volviendo más intolerante en aumento. La transformación de amarlos a
querer abiertamente que perdieran tomó años para completarse, pero cuando vi a
unos de mis mejores compañeros sufriendo el abuso, naturalmente mi amor por el
Everton retrocedió. Anfield me llamó. Fue mi compromiso profesional y amistades
personales las que finalmente tomaron mi corazón de Goodison y lo posicionaron
de golpe en el centro de The Kop.”



El primer gol de Carragher, frente a The Kop, en su primer partido en Anfield, que más podía pedir el zaguero de Bootle.

Y fue así, como escrito por la
historia, que el debut de Carragher con el primer equipo del Liverpool,
llegaría contra no otro que el Everton en un partido de práctica, para sorpresa
de él y de su padre que no podía creer cuando vio a su hijo corriendo por la banda
como lateral en 1996. Pero fue 6 meses más tarde cuando haría su debut oficial un
8 de enero de 1997 en una derrota por la copa de la liga en Middlesbrough como
suplente. Tres días después jugará la segunda mitad completa en un empate 0-0
ante el West Ham en Anfield. Pero fue finalmente una semana más tarde, el 18 de
enero de 1997
cuando haría su debut como titular ante el Aston Villa en Anfield,
supliendo de manera sorpresiva a un Patrick Berger que se encontraba
indispuesto a último momento. A Carra le tocaba afrontar su debut desde inicio
como mediocampista defensivo y marcando a uno de los mejores mediocentros de la
liga en ese entonces, Andy Townsend. Los nervios del joven Carra le jugaron una
mala pasada ya que estuvo a punto de saltar al campo con el uniforme número 22
de Mark Kennedy en lugar de su distinguido 23, y a los 20 segundos de juego
veía amarilla por una entrada sobre Townsend que el mismo Carra reconoce pudo
haber sido la expulsión más rápida en la historia de Anfield. Corrían 5 minutos
del segundo tiempo cuando llegaría el momento de gloria de Jamie cuando éste
cabeceaba el corner de Stig Bjornebye al fondo del arco frente a The Kop, el
primer gol en una victoria 3-0, y la primera gran muestra de una carrera de
records, al momento en que los padres de dos figuras, Robbie Fowler y Steve
McManaman corrían a darle un abrazo al padre de Carra al momento en que Jamie
corría al banderín del corner. 

“De todas las preparaciones que
había considerado, celebrar un gol no estaba entre ellas. Te pasas años soñando
tal momento, visualizando como saldrá y como se sentirá. Es una experiencia
única en la vida, nunca puedes explicarla o entenderla. De más está decir que
el tener 40.000 aficionados aplaudiéndote es algo que te da escalofríos.”

Dos scousers, dos lideres, dos simbolos del Liverpool, dos amigos.

Desde su primer derby, un 1-1
marcado por una lesión de ligamentos de Robbie Fowler, donde Carra asegura que
se graduó y fue alabado por su gran carácter, y durante la dura lucha por un
puesto temporada tras temporada, Carragher estaba determinado en hacerse con un
puesto en el fondo. Song, Ziege, Babel, Finnan, Riise fueron algunos de los
rivales de Carra dentro del equipo, pero el chico de Bootle no estaba dispuesto
a sentarse en el banquillo, incluso llegando a jugar hasta en 58 de 63 partidos
en la temporada del triplete en 2001.
“Esas 3 medallas no son simplemente un souvenir de unos meses
impresionantes. Ellas representan la temporada cuando reservamos nuestro lugar
en el folklore de Anfield, y cuando empecé a tallar mi carrera como un ‘one-club-man’.” 
Carra siempre demostró admiración
y apoyo hacia sus entrenadores, y no ocultado su deseo de algún día poder
entrenar o al menos ser asistente, pero eso sí, solo en el Liverpool. Acerca de
la influencia de quizás las dos figuras en el rol de entrenador más
determinantes en su carrera, Carragher cuenta:
“Houllier me guió para convertirme en un jugador del máximo nivel de la
Premier League, pero Benítez ha sido la mayor influencia en Jamie Carragher el
defensor. Él ha sacado lo mejor de mí, transformándome en un central de pedigrí
europeo. He jugado el fútbol más fino de mi carrera bajo Rafa. Cada sesión de
entrenamiento ha incluido un consejo acerca de cómo mejorar mi juego.” (2009) 
No tenía idea yo que tenía la
fortuna de poder apreciar el juego de Carragher en su última temporada cuando
al principio de ésta, en ese arranque difícil donde la primera victoria se hizo
esquiva en las primeras de cambio y cuando Carra no tenía un rol determinante
en el XI titular, tuve la suerte de apreciar algunos minutos en una dolorosa y
polémica derrota en Anfield ante el United. En ese entonces, la entrada de
Carra al partido a falta de pocos minutos fue simplemente algo anecdótico, hoy
en día lo veo de otra manera. Una semana más tarde, cuando se conseguía la
primera victoria de la temporada en Carrow Road, el equipo goleaba con
comodidad al Norwich y esa vez, si aprecié mucho más el momento en que entraba
Carragher a la cancha. La ‘traveling Kop’ a todo pulmón cantó “we all dream of
a team of Carraghers” repetidas veces, y al final del partido, Carragher, con
su enorme clase y cariño por la afición se acercó a nosotros y nos dedicó un
saludo que hoy guardo como uno de mis recuerdos más preciados.

“En la era moderna, soy
una especie de rareza. Soy un ‘one-club-man’. Soy fiel a la camiseta roja,
ultra protector de todo lo que representa, y para bien o para mal, jamás
querría alejarme.”