
Fabinho por @CorderoJavi
septiembre 20, 2018Fabinho, el tempo de Klopp
Por Javier Cordero (@CorderoJavi)
El centro del campo ha dado un salto cualitativo de calado para afrontar la próxima temporada. Esta parcela ha tenido un buen margen de mejora en los últimos años y este verano ha llegado además de Naby Keita un futbolista como Fabinho para seguir potenciando la idea de Jürgen Klopp.
El brasileño dio sus primeros pasos como lateral derecho pero ha sido en el conjunto monegasco donde se ha asentado como centrocampista y siendo parte fundamental del proyecto. El técnico Leonardo Jardim ha visto cómo cada temporada perdía a varios efectivos e incluso a alguno de sus mejores futbolistas (James 2014 o Carrasco en 2015) y en verano debía configurar otra platilla muy distinta y reconsiderar su manera de jugar. Así, son muy diversas las versiones que hemos visto del Mónaco en los últimos años como también los acompañantes del ex madridista en el mediocampo: Kondogbia, Moutinho, Bakayoko… Y con todo esto ha cumplido sus funciones como pocos en la Ligue 1.
Ha tenido dos posiciones fundamentales en la medular, bien como interior o bien como mediocentro. Es en esta última donde más se ha desenvuelto y donde presumiblemente lo hará en el Liverpool, sujetando y uniendo las líneas del equipo. Su incorporación es otra razón más para seguir perfeccionando la idea de juego ofensivo, dinámico y punzante. Eso y el hecho de contar, ahora sí, con un jugador más especializado que sus compañeros en las tareas de destrucción.

En las últimas dos temporadas el Mónaco ha mostrado en su estilo comportamientos más incisivos en campo rival a través de una propuesta de presión media-alta y ataque relámpago, un contexto similar a lo que puede encontrarse Fabinho en el nuevo club. Para que su rendimiento salga a la luz será imprescindible el rigor posicional que posee. Desde una posición tan compleja como la de mediocentro es capaz de identificar rápidamente los espacios que deben taparse y la ubicación que se precisa de él para exponer lo mínimo posible a los cuatro defensores. Su sentido de lo que ocurre a su alrededor es muy bueno, otro de los motivos que le llevan a alternar las vigilancias de la zona y las vigilancias a rivales que puedan recibir la pelota en sus inmediaciones. Un jugador a quien darle las llaves de casa para que los jugadores que se van a la aventura estén seguros una vez les toque regresar a su punto de partida, oro para los que llegan al ataque a acompañar al tridente.
A partir de lo anterior podemos obtener dos lecturas muy ligadas al juego del equipo, tanto ofensivas como defensivas. El Liverpool empujará hacia arriba más y mejor, atacará con más comodidad según sus intenciones; recuperará la pelota en mejores condiciones. Fabinho puede equilibrar la balanza en el centro del campo y establecer fases de dominio robando y percutiendo en campo rival. Su lectura de juego prepara a los reds para la siguiente acción, como siempre de un dinamismo y una verticalidad marca de la casa. Sea más cerca de su área o de la del oponente, ganar la segunda jugada, controlar la espalda de los que han subido o marcar a los delanteros son tareas con las que el brasileño cuenta y que hacen que su equipo se imponga. Eso junto a un físico no ágil pero sí potente. Sin demasiada cintura pero con zancada y fuerza para perseguir y chocar, características más que adecuadas para la Premier League.

En cuanto a su relación con la pelota y sus compañeros tampoco hay demasiadas dudas sobre su aportación. Las soluciones creativas pasarán por otras botas mientras que por las suyas las enfocadas a dar continuidad al juego. Con una técnica de pase que mezcla la seguridad con la tensión y el juego de pausa con lo que más interesa al equipo: la velocidad y la malicia en el envío. En corto o con diagonales largas es un pivote que cuando se le presenta la ocasión daña con su buen toque y activará a Robertson o Arnold sobre la cal, dará vuelo a Keita o mandará a Salah o Mané a correr. Si no goza de oposición tiene ese chispazo para conducir y montar la contra así como disparo para inquietar si se incorpora a la frontal. Un arma que puede darle mucho en golpes francos y lanzamientos.
Con Fabinho se gana un centrocampista de nivel con quien tener un cierto control sobre la anarquía y el frenesí del juego red. Un cinturón de seguridad, para aumentar el ritmo al máximo y disminuir riesgos de sufrir graves daños. Sea quien sea quienes le rodeen, pueden estar agradecidos.