
El Liverpool FC: una lección de estoicismo
enero 23, 2020
El camino hacia la victoria, solamente es posible con sangre, sudor y lagrimas.
Edén Ulises Martínez
Hace algunos dieciocho años, cuando después de una larga y sinuosa evolución la Premier League se convertía por fin en una potencia futbolística intercontinental, el Liverpool FC era nombrado recurrentemente como un ejemplo de inadaptación. Los primeros diez años del top-fight inglés fueron ampliamente dominados por el Manchester United de Sir Alex Ferguson, casi siempre seguido de cerca por los Gunners de Arsène Wenger, que en la temporada 2003-2004 se convirtieron en el primer equipo —desde la creación de la Premier en 1992— en levantar el título sin ser derrotados una sola vez.
Para una institución tan importante como el Liverpool FC, que había liderado la First Division durante el siglo XX —18 títulos de liga— y que además podía presumir de ser el club inglés con mejores resultados en competiciones europeas —4 victorias en la Champions—, esta reputación no podría ser más incómoda. Pareciera que los Reds simplemente no podían seguir el ritmo del nuevo fútbol globalizado. La respuesta de los directivos fue traer a Rafael Benítez en el 2004.
Cualquiera que haya presenciado la “época Benítez” sabe que fue caracterizada por dos cosas: aquella victoria mágica en Estambul, y la figura ahora mítica de Steven Gerrard. Fuera de eso continuó el largo periodo de agonía, y aunque Benítez obtuvo una FA Cup, un Community Shield, y llegó a otra final de la Champions League, el equipo no consiguió ganar la liga, y siempre fue rebasado por el verdadero protagonista futbolístico de esos años: el Chelsea de Mourinho. Benítez se fue en el 2010, y pese a que fue muy criticado incluso en sus mejores momentos, en realidad deberíamos agradecerle bastante. Gracias a su experiencia en España pudo traer al club una aproximación estratégica que logró introducirlo en el fútbol moderno: el marcaje zonal y las tácticas reactivas.

(Photo by PAUL ELLIS/AFP via Getty Images)
¿Qué podemos decir de los años post Benítez? Si me preguntan a mí, no mucho, salvo algunas actuaciones individuales maravillosas y el amor incondicional de los fans, fueron años futbolísticamente mediocres. El Fenway Sports Group, dueño de los Red Sox de Boston, compró al equipo; llegó Roy Hodgson, se fue Roy Hodgson; el club tuvo un enternecedor momento de nostalgia con el regreso de Kenny Dalglish en el 2011, quien ganó una League Cup en el 2012, pero no consiguió destacar en la Premier; ese mismo año Dalglish fue reemplazado por Brendan Rodgers, que dejaba al Swansea después de una impresionante temporada; dos años después el Liverpool quedó segundo lugar de la liga en el 2014, después de una estrecha carrera contra el que se convertiría en su nuevo rival: el Manchester City.
La situación de Rodgers fue parecida a la de Benítez, el norirlandés intentó trazar un estilo de juego, pero nunca lo logró completamente. Sus constantes altibajos proyectaban falta de estabilidad, lo que finalmente le costó el puesto.
Después llegó el 2015, un año de transición. Gerrard jugó su último partido para los reds el 24 de mayo, y Brendan Rodgers fue destituido el 4 de octubre. Cuatro días después llegaría a Anfield el nuevo entrenador, un hombre alto y de gafas, un ex jugador del Mainz 05 que había llevado al Borussia Dortmund a ganar la Bundesliga. Comenzaba la era de Jürgen Klopp.

(Photo by Michael Regan/Getty Images)
Sobra hablar de las últimas 3 temporadas del alemán. Todo hincha del Liverpool que haya seguido su peregrinaje tiene la historia reciente del club tan fresca en la memoria, que cuesta separarla del presente. Precisamente porque ahora más que nunca la historia es el presente. Cuando parecía que la llegada de Pep Guardiola al Manchester City negaría toda esperanza al resurgimiento de los mighty reds —como ya había sucedido en la “era Benítez” con el Chelsea de Mourinho—, la máquina roja de Anfield encendió con una fuerza inesperada: hoy por hoy los reds llevan 39 partidos sin perder, una racha de 19 victorias seguidas en Anfield, y no han recibido un gol desde el 4 de diciembre, el mejor inicio de temporada en la historia de las 5 ligas más importantes de Europa.
Más allá del Gegenpressing y de la fatalidad de sus contragolpes como filosofía de juego, el Liverpool de Klopp se ha trascendido a sí mismo: según los datos de esta temporada el LFC es el tercer lugar en pases largos y en pases cortos, pero además el segundo en posesión, un ejemplo de juego total. Más de cien años de historia cristalizados en el mejor futbol del mundo gracias a un hombre que se denomina a sí mismo como “the normal one”.
Mientras los especialistas deportivos mencionan cada vez más “que el Liverpool tarde o temprano tiene que perder un partido de liga”, el juego estratégico de Klopp parece volverse cada vez más reactivo con sus rivales. The normal one no solo introdujo un planteamiento general en su formación, sino que lo modifica aquí y allá juego tras juego, para no volverse predecible —esta temporada el Liverpool dejó de presionar violentamente en todo el campo, para presionar más efectivamente en “zonas cruciales”—, como lo vimos hacer en el Mundial de Clubes, cuando se enfrentó a equipos latinoamericanos con estilos de juego muy diferentes a los de la Premier League.

(Photo by Michael Regan/Getty Images)
¿Cuánto tiempo más podrán los reds mantener el nivel futbolístico tan alto que ellos mismos establecieron? No lo sabemos, pero el alemán tiene que ser cuidadoso y no cometer el mismo error que Orfeo cometió frente a las puertas del infierno. Según el clásico mito griego, Orfeo sorteó todos los peligros imaginables para que Hades y Perséfone le permitieran llevarse a su amada Eurídice al reino de los vivos. Estos le pusieron solo una condición: no mires atrás hasta que los rayos del sol bañen completamente a tu mujer. Orfeo no volvió la cabeza en todo el camino, hasta que llegaron a la superficie. Atrapado por la emoción y la felicidad por fin volteó, pero un pie de Eurídice continuaba en la sombra, y la perdió para siempre.
Ahora más que nunca el Liverpool de Klopp tiene que mantener el ritmo y jugar cada partido como con inteligencia, no puede permitirse fallar: tiene que jugar en el presente, sin voltear la cabeza, partido a partido. Así y solo así se harán realidad las palabras que Barney Ronay escribió para The Guardian: “Si ellos —el Liverpool— ganan la liga invictos sería difícil discutir la idea de que este es el mejor equipo que la Premier League ha producido, y esta la mejor temporada de todas las temporadas de su historia”.
P.D:
Algunos datos extra: El pasado fin de semana el Liverpool fue el único equipo del “Big Six” que ganó 3 puntos.
Si el Liverpool gana 10 partidos más sería técnicamente campeón de la liga —9 veces si le gana al Manchester City—.