Anfield Legends: Ray Clemence

Anfield Legends: Ray Clemence

septiembre 26, 2018 1 Por Esto es Anfield

Ray Clemence, forjado para ser un portero de leyenda.

Por Jorge Olmos (@george_olmos)

Si los grandes equipos se forman teniendo una columna vertebral, la primera pieza suele ser un gran portero y el Liverpool tuvo un gran portero. Su nombre: Ray Clemence. Uno de los porteros más laureados del fútbol inglés y, por supuesto, del Liverpool. El hombre tranquilo, la muralla de 183 centímetros. Menos mal que con 15 años decidió cambiar aquel puesto de central para colocarse debajo de los palos y convertirse en historia del Liverpool.

Forjado en Granford Park, el conjunto del hierro, el Scunthorpe que ya había dado a Kevin Keegan para disfrute de los reds, vería como aquel joven nacido en Skegness se convertía en un portero respetado en estas ligas, en aquella temporada de 1966 en la que un país había ganado la copa Jules Rimet. Aquel panorama industrial, en el que sobresalían las chimeneas de las fabricas más importantes de hierro del país, vería nacer la carrera futbolística de Ray Clemence. En ese sitio que la literatura negra llamaba “Un buen lugar al que decir adiós”, aquel joven, alto, con nariz prominente, estigma de grandes porteros(y sino recuerden las narices de esos grandes guardametas de la historia del fútbol) pero no vamos hacer un análisis nasal, comenzó un portero que coincidió en aquel periplo en aquellos campos embarrados con Kevin Keegan, antes de partir a Liverpool. Anfield esperaba a su portero, aquel portero que salía de las fundiciones de hierro de Scunthorpe. Sólo nos faltaba ese “no pasa nada, tenemos a Ray Clemence” como seguidilla habitual en las gradas de The Kop.

Sport, Football, Anfield, England, July 1968 Photocall, Liverpool FC goalkeepers Ray Clemence (left) and Tommy Lawrence (Photo by Bob Thomas/Getty Images)

El 24 de Junio de 1967, a cuatro chicos de Liverpool les daba por hacernos soñar en aquel lugar mágico de Abbey Road: ¡¡All you need is love¡¡ , ese día mientras los Fab Four firmaban en Londres aquella canción, Clemence hacía el camino inverso. Bill Shankly firmaba a su portero, alguien que sustituiría a Tom Lawrence, aquel portero que tantas veces defendió el marco Red. Pero el técnico escocés ya sabía que era hora de cambiar de guardián, y el nuevo era Ray Clemence.  Viajó a ver un derbi entre Scunthorpe y el Doncaster y recordaba Clemence que “era el último partido de la temporada, un derbi y allí nos detuvimos en el aparcamiento y vimos a Bill Shankly. Pensé, no puede ser, él vino hasta aquí a verme”. Justo ese día Ray Clemence no tuvo un gran día. “Perdimos 3-0 y dos de ellos fueron por mi culpa, recuerdo decirle a mis padres que mi gran oportunidad se había ido por la ventana”.

De llevar tumbonas a llegar a Liverpool

Ese verano, el bueno de Ray, como un chaval joven, quería su dinero para disfrutar y con lo que le ofrecían en el Scunthorpe no le llegaba: “Ese verano tan sólo cobraba £11 a la semana, cogí un trabajo llevando las tumbonas de la playa de Skegness”. Poco le duró dicho trabajo, Ray recuerda como su madre enviaba a una persona a buscarle a la playa. “Había tenido una llamada del club para decirme que los dos clubs había acordado una transferencia y que me preguntaban si quería irme. Mi vida cambio en ese momento, me quedé allí parado en una pila de tumbonas”.

El propio presidente del Scunthorpe, que había recibido £18.000 por su pupilo, le llevó en su Rolls-Royce a la ciudad de Liverpool. “No hubo negociación. no hizo falta. Para ser justos, Shankly podría haber ofrecido mucho menos por mi”, dijo Clemence.

Como se suele hacer ahora, al joven Clemence le hicieron un tour por Anfield. “Allí me explicó sobre The Kop y la institución a la que me iba a unir, luego me llevó a Melwood y señaló todos los jugadores que estaban allí. Hunt, Callaghan, St. John y después volvimos a Anfield, a la sala de juntas».

«Me ofrecieron un contrato de dos años a 30 libras la semana y me dijo que le gustaría que estuviera en un equipo grande dentro de 6 meses. Me dijo que Tommy Lawrence tenía ya 30 años y que no iría a más su nivel. Recuerdo a mis padres diciéndoles esa noche, de vuelta a casa, que a pesar de que yo tan sólo tenía 18 años pronto jugaría en el primer equipo de ese gran club”, explicaba Ray.

A la sombra de Tommy Lawrence.

Comenzaron la pretemporada a las órdenes de Shankly y allí se las vio con Tommy Lawrence, que aún era el portero del Liverpool y como en aquellos años no había internet para ir a mirarlo, se dio cuenta de la estratagema de Shankly.  “Me engañó, comenzamos a entrenar y descubrir que Tommy  Lawrence tenía 27 años y estaba en el punto más alto de su nivel. Estuve dos años y medio en los reservas”.

Allí tuvo como técnico al que luego dirigiría al Liverpool a la conquista de Roma: Joe Fagan. “Él fue una gran influencia para mí. Un hombre fantástico, era brillante y te hacía sentirte importante. En ambos años yo le tuve en los reservas, mientras veía y aprendía de Tommy. Tenía que estar seguro que estaría listo para mi oportunidad cuando llegara como fue en 1970”.

En una época de pantalones cortos, patillas y bigotes ahí emergió la figura del portero inglés. Se convirtió en el portero de Paisley. Y como volaba el condenado, de palo a palo, con su jersey verde y esos pantalones rojos. Parecía un gigante con esa envergadura que tantos partidos hizo ganar al conjunto Red. Los principios fueron duros, no era titular y sus presencias con el ‘liverbird’ en esos primeros años se fueron en la copa de ferias. Hasta dos temporadas después no tuvo esa oportunidad para que la gente le conociera ante el Nottingham Forest. Shankly ya tenía portero y es que desde ese 31 de Enero de 1970 sus números de la casilla de partidos comenzaron a subir y no paró de engordar su palmarés. Tan sólo se perdió 6 partidos en 11 años defendiendo el portal Red.

En 1970, tan sólo concedió 22 goles en 41 partidos en Primera División. Empezó a hacerse con el puesto y con Shankly en casa, las riendas del Liverpool las cogió un hombre de su confianza, Bob Paisley. “Shankly fue el mejor motivador que he conocido. Fue brillante como lo construyó y derribó la oposición que tuvo. Bob fue fantástico pero de una manera diferente. Con ‘Shanks’ trababa con la simplicidad y los jugadores con su motivación. Bob en su primer encuentro con nosotros como manager dijo: “Yo no voy a cambiar nada, pero vamos a tratar de mejorarlo” Me pareció una persona muy inteligente. Pero yo tendría que decir que Shanks fue con quien mejor trabajé”.

El portero preferido para Shankly, Paisley y Fagan.

Siguió cerrando su puerta y ganando trofeos con el Liverpool, muchos recuerdan con mucha nostalgia la Copa de Europa de 1977, en Roma, ante el Borussia Möenchengladbach. “Nosotros ganamos la liga, una semana después perdíamos la Fa Cup y cuatro días después nos teníamos que enfrentar en Copa de Europa”.  Muchos aún recuerdan aquella parada a Uli Stilike: “La gente me preguntaba cuál era mi mejor parada”, comentaba.

El portero al que nunca pudo marcar Pelé, tuvo una dura competencia en la selección con Peter Shilton para saber quién sería el numero uno para Don Revie y los three lions. Shilton jugó 125 partidos pero Clemence no se quedó atrás y fueron 61 partidos los que se puso debajo de los palos de la selección inglesa. Pero las comparaciones duraron mucho tiempo. “Fue genial para el equipo inglés tener a dos porteros con esas cualidades. Tuve suerte. Estaba jugando en uno de los mejores equipos, o el mejor equipo de Europa, así que jugar Copa de Europa, finales de Copa de la UEFA, Fa Cup y ganando ligas mientras Peter tenía su éxito en el Nottingham Forest”, recordaba Ray Clemence años después.

Clemence ha sido uno de los mejores porteros, por no decir el mejor portero que tuvo el Liverpool en muchos años,. Él nunca olvidará a aquellos que le gritaban y animaban detrás de su portería. “Simplemente me sorprendió a lo largo de los años que aficionados del Liverpool irían a ver un partido aunque fuera sólo para apoyar. Llegaban en tren sin entrada y de alguna manera salían de sus problemas aunque fuera tan sólo para estar allí. Vendían lavadoras, televisores, cualquier cosa para conseguir ese dinero y estar en los grandes partidos del Liverpool para apoyarnos», comentaba el guardameta.

«En 1977, la gente iba en el tren atravesando los Alpes y dormían en la parte de arriba de las habitaciones  en todo el tren. No les molestaba lo incomodo que estuvieran, solo para estar allí. Esos eran tiempos especiales. The Kop entonces eran 20.000 personas detrás de la portería.”, añadía.

Con la llegada de un emergente Bruce Grobbelaar (que aquí uno que les escribe le parece peor portero) se veía amenazado el puesto de Ray Clemence por primera vez en 11 años (650 partidos y tan sólo se perdió de los mismos 6). Esto le hizo pensar en dejar el Liverpool y unirse al Tottenham por  £300,000. Pero aunque estuvo bastantes años en el equipo de Londres, Ray siempre se sentía Red: “Si tengo que elegir uno ese es el Liverpool. Estuve un tiempo maravilloso en Liverpool con la gente de Liverpool. Allí encontré a mi esposa y allí aprendí la mayoría de cosas que sé sobre futbol”.

No hubo mejor manera para despedirse, como hizo su compañero Kevin Keegan años antes, que con una Copa de Europa. La lograda en 1981 en Paris ante el Real Madrid y con aquel gol de Alan Kennedy: “Salí del campo y fui al vestuario. Había champagne por todas las partes y cámaras de televisión. Me senté en una esquina del vestuario y miré solo lo que sucedía alrededor. Era tan sólo otro día en la oficina para mí. Fue allí cuando tomé la decisión de que para subir a otro nivel necesitaba un nuevo desafío. Había ganado todo lo que se podía ganar con el Liverpool. Tenía 32 años y podía jugar más tiempo a un nivel al que solía jugar, solo necesitaba un nuevo desafío. Terminé yendo a los Spurs y jugando otros 7 años en el primer equipo. Sin embargo,  creo que no habría podido estar otros 7 años en el primer equipo del Liverpool”.

Salida a White Hart Lane aunque su corazón permanecía en Anfield.

También hubo rumores sobre un mafioso qué infligió miedo a Clemence y eso hizo al portero elegir al Tottenham. Pero ese rumor lo desmintió el propio Ray.

Aquella decisión sorprendió a Bob Paisley ya que al portero aún le quedaban dos años de contrato. Así lo recordaba Ray Clemence: “Estaban todos sorprendidos. Obviamente no fui a hablarlo con ellos después de la final de Copa. Fue un par de semanas más tarde y le dije a Bob y el staff lo que quería hacer. Peter Robison (presidente del Liverpool) me comentó que “bueno ¿Estás seguro de que no hay nada más? ¿No podemos hacer algo?”. Estoy seguro que me habrían dado otro contrato más grande si lo hubiera pedido pero le dije la verdad: “No es eso, es sólo que literalmente necesito cambiar. He amado cada minuto desde que estoy aquí y no quiero que se vuelva amargo». Había visto a otros grandes jugadores quedarse un poco más en el Liverpool y luego irse a un club grande para ellos motivarse. No quería hacer eso”, recordaba Clemence.

Tras volverle a descubrir que el cáncer de próstata se había vuelto a reproducir, él no se vino abajo: “Tuve un momento difícil en Navidad, porque tenía que volver a operarme, tenía más radioterapia en esa semana. Tengo que ser positivo, porque tengo un montón de gente positiva a mi alrededor, como a los fans que han tomado su tiempo para enviarme algunos mensajes maravillosos y amigos. Voy a ser positivo y luchar todo el tiempo que pueda”.

Ganó muchos trofeos, pero casi, para el que aquí les escribe, ese fue el mejor trofeo que levantó. Ganar ese partido al cáncer. Sirva como homenaje a Ray Clemence este post.

 

Fuentes: LFCHistory.net; Telegraph.